Nunca ha habido una humildad más profunda que la que encontramos en Jesús. Él fue un hombre marcado por asombrosos sacrificios. Vivió en total devoción a Dios Padre y a nosotros, su pueblo que no lo merecía. Filipenses 2:5-7 dice: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos”.
Jesús se hizo siervo para que pudiéramos ser hijos e hijas. Él se hizo carne para que nuestra carne pudiera encontrar la verdadera redención. Se vació de lo que era legítimamente suyo para que pudiéramos recibir gracia sobre gracia, lo que no hemos hecho nada para merecer.
La venida de Cristo que celebramos en Navidad es totalmente descriptiva del corazón de Dios. Así como Jesús vino a abrir un camino hacia nosotros, aún sigue viniendo. Así como vino ese fatídico día milenios atrás, todavía viene a reunirse con nosotros. Y así como el mundo recibió su regalo más grande en Jesús, todavía encontramos en la presencia de Dios nuestro regalo más grande todos los días.
Podemos encontrar esperanza y alegría en el hecho de que servimos a un Rey humilde. Nuestro Rey no hace nada por ambición egoísta. A diferencia de nosotros, él no hace nada para estar mejor o para cubrir sus propias deficiencias. Más bien, debido a que ya está completamente lleno y completo, se entrega libremente para que podamos vivir a la luz de su gracia y amor. Él no usa su deidad para exigirnos nada, sino que nos da vida, aliento y significado.
Tómate hoy un tiempo para descansar en la humildad de Jesús. Encuentra esperanza para tu pasado, presente y futuro en la simple verdad de que Jesús fue y seguirá siendo todo lo que necesitas. Abre tu corazón para recibir la presencia vivificante de tu Rey humilde.
Proveemos consejos prácticos para un devocional en casa:
- 1. Reflexione en la humildad de Jesús. Permite que la Biblia pinte una imagen clara del corazón de Dios.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos”. Filipenses 2:5-7
- Elige confiar en la humilde guía de Dios. Entrégale cada parte de tu vida sabiendo que él no te guía por motivos egoístas, sino que lo hace completamente por tu bien.
“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas”. Juan 10:11
“El Señor es mi pastor, nada me falta”. Salmo 23:1
- Tómate un tiempo para descansar en la presencia de Jesús. Recibe el regalo de su cercanía. Encuentra la alegría en la profundidad de su amor.
“Yo mismo iré contigo y te daré descanso”. Éxodo 33:14
Que podamos celebrar quién es Dios en esta época de Navidad, y ofrecerle nuestros corazones en respuesta a su gran amor. Que podamos exaltar al Rey de justicia, quien en su amorosa bondad se hizo carne para recibir el castigo que merecíamos. Toda la gloria a Jesús, nuestro Rey justo.