
Una de las mayores alegrías de la vida es el don de servir a los demás. A menudo, en el ajetreo del trabajo, la familia y la sociedad, trazamos los límites alrededor de nosotros mismos tan estrechamente que no dejamos espacio para amar bien a los demás. El deseo de Dios es guiarnos a un lugar de abundancia interior, no solo para que podamos vivir en la plenitud de la vida, sino también para que podamos darnos a los demás. Filipenses 2:4-8 dice: “Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses,......
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El hecho de que Dios nos escucha como a sus hijos cambia el panorama de la oración,...
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Los niños son importantes para Dios, ¡y también para la iglesia! Las primeras palabras registradas dichas por...
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Ser rico en espíritu basado en nuestros propios logros es soportar el peso de nuestro propio crecimiento...
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¿Qué te viene a la mente cuando piensas en un niño de quinto grado? ¿Ruidoso? ¿Energía alta?...
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Antes de la hora de inicio de la experiencia de iglesia infantil en mi iglesia, un par...
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En el reino de Dios, encontramos una cultura diferente a la de nuestro mundo. A menudo se...
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Después de un poco mas de dos años de experimentar una pandemia, espero sentirme algo adaptada a...
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El ministerio requiere mucho tiempo. Hay tantos detalles que manejar y las interrupciones diarias a menudo nos...
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De todo lo que Dios anhela para nosotros, sus hijos, lo que más desea es que simplemente...
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