Segundas oportunidades – La gracia de Dios vuelve a escribir nuestra historia

La gracia de Dios vuelve a escribir nuestra historia: Él es el Dios de las segundas oportunidades.

En raras ocasiones, juego golf por la tarde. Sin embargo, debo decirles que mis habilidades como golfista son bastante escasas, así que me siento mucho más cómodo jugar con amigos porque de vez en cuando me permitirán un “mulligan”. Para aquellos que desconocen este término, significa jugar una segunda bola, sin penalidad alguna. Podríamos decir que es algo como una segunda oportunidad.

Es la oportunidad de volver a intentar algo, reconociendo que el primer intento no salió como había sido planificado.

En el mundo empresarial, la revisión de una propuesta no es algo extraño. Es normal que un escritor revise un borrador dos o tres veces. Personalmente, me siento afortunado al tener una computadora que tiene opciones para corregir errores tipográficos o incluso reaparecer texto borrado por error. Todas estas son segundas oportunidades.

Leemos en las Escrituras que Dios bondadosamente le concedió a Jonás una segunda oportunidad: “Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré” (Jonás 3:1, 2).

Cuando Dios llamó a Jonás por primera vez para que fuera a predicar en la malvada ciudad de Nínive, huyó en dirección opuesta y se embarcó en una nave con destino a Tarsis. Su desobediencia desató una tormenta que amenazó la vida de todos los tripulantes, entonces fue arrojado al agua, solo para ser tragado por un gran pez (Jonás 1:17). Después de tres días y tres noches en el vientre del pez, Jonás clamó a Dios, se arrepintió y fue liberado milagrosamente (Jonás 2:10).

El capítulo 3 verso 1 registra un momento decisivo para Jonás. Dios no lo abandonó en su fracaso; más bien, le dio una segunda oportunidad. Este acto de gracia realza una verdad fundamental acerca de Dios. Él es un Dios de segundas oportunidades.

La segunda oportunidad que tuvo Jonás le concedió a Nínive su propia oportunidad de ser redimida. En el capítulo 1 verso 2, Dios dijo: “…ha subido su maldad delante de mí”. Cuando finalmente Jonás obedeció a Dios y le predicó a la ciudad, los ninivitas, desde el rey hasta el plebeyo, se vistieron de cilicio y se sentaron sobre ceniza en arrepentimiento (Jonás 3:5-10). Como resultado, Dios no derramó Su juicio sobre ellos, sino que extendió Su gracia y la ciudad fue salvada.

El concepto de segundas oportunidades forma parte de la misión de la iglesia. La misericordia de Dios hacia Nínive nos recuerda que ningún ser humano o nación está fuera del alcance divino. En la misión de alcanzar al mundo, esta verdad aviva nuestra esperanza y perseverancia.

Mientras lee esta edición de Misiones Mundiales del Mensajero Ala Blanca, considere las siguientes verdades:

1. El llamado de Dios es persistente. Como Jonás, quizá usted no ha sido obediente al llamado de Dios, ya sea para testificar de Cristo a su vecino o para llevar el evangelio a otras tierras, y se está preguntando si Dios todavía le dará una segunda oportunidad. La respuesta es “sí”. Él sigue siendo firme en Su llamado y sigue siendo el Dios de las segundas oportunidades. La misión de la iglesia no depende de personas perfectas, sino de la gracia perfecta de Dios.

2. Nadie está exento de la redención. El arrepentimiento de Nínive demuestra claramente que aun los corazones más endurecidos pueden ser transformados. Esto debería impulsar a la iglesia a alcanzar a los pueblos y las culturas del mundo que están alejados de Dios.

3. La obediencia es esencial. La obediencia de Jonás fue clave para el arrepentimiento y la transformación espiritual de toda la ciudad. Su obediencia podría ser el catalizador de la salvación de un ser querido, un vecino o alguien en algún lugar del mundo.

4. La gracia aviva la misión. Tanto Jonás como Nínive fueron receptores de la gracia. No somos solamente mensajeros del juicio de Dios, sino también embajadores de Su misericordia y gracia.

¡Gracia admirable del Dios de amor que excede a todo nuestro pecar!
Cristo en la cruz por el pecador su vida ha dado. ¡Qué amor sin par!
¡Gracia! ¡Gracia!
¡Gracia de Dios que nos da perdón!
¡Gracia! ¡Gracia!
¡Gracia que limpia el corazón!
—Julia H. Johnston [Traducción de Himnary.org]

Al reflexionar en la segunda oportunidad que tuvo Jonás, vemos a un Dios que redime nuestros fracasos, renueva nuestro llamado y restaura nuestro propósito.

Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás”. Esa misma palabra viene a nosotros hoy, instándonos a ir y proclamar Su mensaje. Si usted, como Jonás, necesita una segunda oportunidad, no olvide que Él sigue siendo el Dios de las segundas oportunidades.

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