Abrazar nuestra rica herencia

La Iglesia de Dios de la Profecía cuenta con una herencia significativa y brillante. Al reflexionar sobre las enseñanzas bíblicas, el conocimiento, la comprensión, las costumbres y las prácticas transmitidas de generación en generación, podemos apreciar un linaje de personas apasionadas por conocer a Dios y descubrir la verdad de Su Palabra. Esta rica tradición de santidad/pentecostal rebosa de historias de movimientos dinámicos del Espíritu Santo, poderosas presentaciones del evangelio de Jesucristo y obras sobrenaturales de Dios.

Nuestra herencia se remonta a un grupo de personas en las montañas de Carolina del Norte y a un vendedor de biblias de Indiana, unidos por un deseo ardiente de conocer al Señor y entender Su Palabra y Sus caminos. En sus corazones había un compromiso genuino de buscar la verdad en la Palabra de Dios, y no simplemente aceptar lo que decían otros predicadores. Su pasión era descubrir la VERDAD por ellos mismos.

Esta búsqueda de la verdad era impulsada por el deseo de vivir en la verdad. Su mayor anhelo era que sus vidas reflejaran en todo tiempo la verdad de la Palabra de Dios, demostrando una vida de verdad y santidad.

En esta búsqueda por una vida de verdad, Dios respondió con el derramamiento de Su Espíritu Santo sobre ellos. Les DIO PODER para que fueran TESTIGOS poderosos del evangelio; y el bautismo del Espíritu Santo formó parte de su fundamento espiritual. También, les siguieron señales y prodigios mientras operaban en el poder del Espíritu Santo, y los milagros formaron parte habitual de sus reuniones.

Aunque sufrieron oposición y persecución, su fe permaneció inquebrantable y su pasión determinada, y a pesar del ostracismo por parte de los miembros de su propia comunidad, no titubearon en vivir la plenitud de lo que la Palabra de Dios les había revelado.

Hoy día, una de las prioridades más importantes que debemos abrazar es reavivar la misma pasión que tuvieron nuestros antepasados. Debemos ser hombres y mujeres, niños y niñas, con una pasión ferviente por Dios:

  • Pasión por conocer a Dios personal e íntimamente
  • Pasión por comprender la Palabra de Dios para vivir en la verdad
  • Pasión por estar llenos del poder del Espíritu Santo, para que desempeñemos un papel esencial en la misión de Dios de reconciliar al mundo con Cristo por medio del poder del Espíritu Santo

Sigamos abrazando la pasión de nuestra herencia. Es un rico tapiz que nos conecta con nuestro pasado y moldea nuestra identidad para estos tiempos. ¡Abracemos nuestra gloriosa herencia
mientras caminamos hacia un futuro maravilloso!

– Obispo Todd D. Bagley, Coordinador del Ministerio del Patrimonio

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