Las palabras del Señor en Mateo 28:19 son
maravillosamente extraordinarias. El mandato de
Jesús es que el evangelio se manifieste a través
de nosotros. La gran comisión nos envía al mundo
con un propósito. Tenemos una agenda. La gran
comisión es un proyecto multigeneracional en el
que todos los creyentes deben participar. En cada
oportunidad, debemos poner manos a la obra,
sembrar semillas, colocar ladrillos y avanzar. El
pueblo de Dios edifica. Edificamos Su reino en
zonas de prosperidad, y donde hay destrucción
y ruinas. Somos obreros del reino de Dios. Tenga
cuidado de no perder la hermosura de esta
[misión]. Medite en la amplitud del [mandato] de
Jesús. Nos comisionó con Su autoridad a alcanzar
a todo tipo de persona. Como discípulos, se nos ha encomendado la tarea de acercar a otros a Cristo, bautizarlos e instruirlos en Su camino. Recordemos que Él está con nosotros en esta tarea.
Nosotros contamos con Su respaldo para emplear enfoques creativos a fin de cumplir con este llamado de alcanzar a todas las personas o grupos demográficos. [Ciertamente] si nos ceñimos a los principios fundamentales de justicia en las Escrituras, nuestras motivaciones serán genuinas y agradables al Señor.
Las parábolas nos enseñan que Jesús se preocupó por cada individuo. Él fue tras la oveja perdida, porque era necesario que regresara al redil. Nuestra misión es alcanzar a esas ovejas.
Jesús demostró que la verdadera compasión
instruye a cuidar a los vulnerables de las injusticias
de este mundo, y no solo orar por ellos. El ministerio
de Jesús nos enseña que el alcance del evangelio
va más allá de la salvación eterna, también incluye
las realidades cotidianas de la vida humana. Él
perdonó pecados y sanó cuerpos. Él reconoció
la humilde ofrenda de la viuda y declaró que su
sacrificio era significativo a los ojos de Dios. También
reprendió a los fariseos por fomentar el descuido
hacia los padres ancianos. Dios, primordialmente,
satisface nuestra necesidad más profunda de
salvación y luego se encarga de los detalles y las
necesidades que tenemos. Él le dio refugio a los
desamparados, llenó los estómagos hambrientos,
proporcionó ingresos a un grupo de pescadores y cuidó milagrosamente a los enfermos. También se preocupó por los rechazados, como la mujer que fue sorprendida en adulterio. Cenó con aquellos que eran odiados y sentenciados por sus estilos de vida pecaminosos, como los recaudadores de impuestos. Jesús demostró compasión por los marginados de la sociedad, a quienes la élite religiosa consideraba indignos. ¿Qué significa esto para los discípulos que siguen a Jesús en este tiempo?
Refugiados afganos desplazados
La acción social incluye establecer relaciones genuinas con personas y familias cuyos antecedentes culturales, religiosos, socioeconómicos o incluso filosóficos difieren de los nuestros. Parte de la tarea de la gran comisión es ser ejemplos del evangelio con nuestra propia vida y ser sensibles a las necesidades actuales de las personas. En 2022, más de mil refugiados afganos llegaron a nuestra ciudad cerca de Raleigh, Carolina del Norte. Nuestro coordinador de alcance a la comunidad le pidió a la congregación suministros de primera necesidad para las familias refugiadas. [Maravillosamente] el proyecto respondió a una necesidad urgente e imprevista, pues el desplazamiento de las familias afganas fue bastante traumático y rápido. La decisión de ayudar a estas familias no fue negociable y estuvo libre de influencias políticas. El Señor permitió que nuestras manos de servicio fueran más allá de solo satisfacer las necesidades tangibles. El organizador del centro de apoyo, un musulmán afgano, quiso visitar nuestra iglesia para expresar su agradecimiento. Éramos una iglesia recién establecida, que celebrábamos nuestros servicios en las casas después de la pandemia. Damos gracias a Dios por orquestar la oportunidad de compartir Su Palabra y conectar con diversas culturas más allá de lo que imaginábamos. A pesar de las diferentes perspectivas religiosas, compartimos el evangelio. La gran comisión nos invita a un discipulado relacional, vulnerable y dispuesto a afrontar nuestras propias incomodidades.
[Sin duda], la voluntad de conectar con los demás a un nivel más profundo, incluso cuando resulta incómodo, es el catalizador que transforma los esfuerzos sociales temporales en inversiones eternas. Nuestra búsqueda de la justicia debe atender tanto a las necesidades de los grupos como a las necesidades personales de los individuos, pues, la compasión de Cristo se extiende a todos por igual. Toda acción realizada para el reino de Dios es recibida por Aquel que tiene la máxima autoridad. El impacto y los resultados son del Señor.
Casetas de esperanza y oración
Nuestra meta de plantar una iglesia centrada en la formación de discípulos, y no en servicios dominicales, luego de la pandemia resultó tan difícil como se esperaba. Además, nuestra comunidad creciente era de gente rica y educada, lo cual atrajo a familias jóvenes de todo Estados Unidos y la India. Pronto, nos dimos cuenta de que teníamos en nuestras manos un campo misionero local donde la mayoría de la gente estaba muy complacida con sus vidas y no carecían de nada. La comunidad india practicaba con orgullo el hinduismo e invitaba a todos a sus festivales religiosos, que luego formaron parte de la cultura de la ciudad. Comenzamos a predicar el evangelio en una comunidad donde muchos corazones estaban endurecidos. El clima político imperante dio lugar al escepticismo. Pero no fijamos nuestros ojos en las apariencias externas de las personas; más bien, discernimos la necesidad espiritual que tenían, aun cuando creían que no necesitaban a Jesús en sus corazones.
El Señor nos dio una visión, y comenzamos a colocar casetas de “esperanza y oración” en los parques y frente a los supermercados en toda la comunidad. Los parques locales son lugares donde muchas familias se reúnen para actividades recreativas y deportivas. En cierta ocasión, regalamos pizza durante un partido de fútbol, camisetas con insignias cristianas y ofrecimos oración a cualquiera que quisiera. Compartimos el amor de Jesús a través de nuestras palabras y acciones, y aunque no todos aceptaron nuestro ofrecimiento, tuvimos la bendición de atender sus necesidades físicas y espirituales en el nombre del Señor. Esto es plasmar una presencia sólida y tangible en entornos indiferentes, donde las necesidades humanas más profundas no se abordan abiertamente. [Así que], a tiempo y fuera de tiempo, el evangelio deberá impulsarnos a la acción relacional con la agenda de la gran comisión en mente.
La Palabra de Dios no volverá vacía, sino que cumplirá lo que Él ha dicho. Un vaso de agua (Mateo 10:42) al sediento podría ser la puerta a la salvación de ese individuo. Es tiempo de eliminar la pregunta —y quién es merecedor del amor de Cristo— puesto que ninguno de nosotros es merecedor del sacrificio de Jesús.
El camino hacia una acción significativa comienza dejando a un lado la carga de querer resolver todos los problemas sociales. En su lugar, identifiquemos las oportunidades en las que podemos ayudar de manera eficaz y actuemos con determinación. Nuestra intencionalidad en Cristo es la que dice Efesios 5:16 (NVI): “aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos”. Busquemos con misericordia conocer las necesidades de aquellos que se encuentran en circunstancias difíciles. El evangelio y la gran comisión nos ordenan a actuar en las necesidades que viven las personas. Dentro de esta misión está la responsabilidad de asistir a las personas y comunidades que están de luto. El mandamiento de nuestro Salvador es amar a los demás en las situaciones reales que enfrentan cada día, y esas situaciones son numerosas.
▲ LA IDP ALREDEDOR DEL MUNDO Esta imagen muestra a la Iglesia de Dios de la Profecía en Benín.