¿Quién, yo?
Por Kathy Creasy
¿Ha notado alguna vez que algunas personas le sirven a los niños solamente por obligación sin gozo o sentir de logro? Otros le sirven a los niños por una temporada –probablemente mientras sus propios hijos están pequeños– y después se van a servir en otro ministerio. Otros sirven a los niños mientras el ministerio experimenta crecimiento y recibe apoyo, sin embargo, al momento que enfrentan obstáculos deciden abandonarlo.
Sin embargo, hay otros que le sirven a los niños con gusto y verdadero compromiso. Se comprometen a trabajar en el ministerio toda su vida, no sólo una temporada. Deciden servir fielmente con visión, sabiduría y valentía sin importar los desafíos que enfrenten. El fruto del ministerio se hará evidente en las vidas y testimonios de las personas a quienes sirve.
¿Qué hace la diferencia? Un llamado divino —saber confiadamente que servir a los niños es una de las «buenas obras» para las cuales Dios nos creó y nos ordenó que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10).
Quizá nunca sienta que fue llamado por Dios a servir a los niños. Recordemos que Él nos puede llamar de diferentes maneras. Sí, a veces Él nos llama a través de medios sobrenaturales, tal como una voz audible o un milagro (i.e. Samuel y Moisés), pero también nos puede llamar través de algún familiar o amigo cercano que ha sido llamado. Eliseo sirvió junto a Elías, y varios años después, cuando concluyó el ministerio de Elías, Eliseo recibió su unción. Sin embargo, muy a menudo Dios nos llama de manera práctica. Él nos hace conscientes de la necesidad. Él pone en nuestros corazones una compasión que nos impulsa a trabajar con Él y suplir esa necesidad.
Bill Wilson, fundador de Sidewalk Sunday School, un ministerio evangelístico urbano que continúa alcanzando a miles de niños alrededor del mundo cada semana, dijo: «Considero que una necesidad es un llamado. Yo no respondí a un “llamado” específico; respondí a una desesperada situación». (Bill Wilson, Whose Child is This?)
El ministerio de niños está en una situación desesperada, porque, ¡los niños, familias y hasta los voluntarios que sirven a lado suyo necesitan de Jesús desesperadamente! ¿Ha aceptado usted una posición o responsabilidad, pero no el llamado divino de Dios? ¿Por qué sirve? Pídale a Dios que afirme su llamado a servir en el ministerio de niños. Debemos recordar la verdad de la Palabra de Dios: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca» Juan 15:16.